Si la idea europea tiene un hogar permanente en algún lugar, probablemente sea en el Sarre. Enclavado en la región fronteriza entre Francia, Alemania, Luxemburgo y Bélgica, el pequeño estado alemán es culturalmente diverso y cosmopolita, y bien merece una visita. Saarbrücken, por ejemplo, es una ciudad rodeada de colinas boscosas y cuenta con numerosos lugares de interés y un atractivo casco antiguo, mientras que la vecina Völklingen alberga uno de los monumentos industriales más importantes de Alemania. Las extensas zonas naturales, los lagos y ríos y los lugares de interés turístico como la Saarschleife, cerca de Mettlach, son otros buenos argumentos para visitar el suroeste de Alemania.